Smashing Pumpkins-Oceania

Sería en vano querer negar el impacto que los Smashing Pumpkins tuvieron en la música de los 90s, mientras que todo se volvía sucio y primitivo, durante la era grunge, los SP mantuvieron dosis de magnificencia musical, instrumentación elaborada e integraron algo de rock progresivo, psicodelia y pop vanguardista a través de influencias como Queen, The Cars, Cheap Trick y ELO, entre otros, de alguna manera se convirtieron en una contra parte a la avanzada del punk permeado a través de grunge, más sin embargo, supieron como volverse del gusto de la generación que abrazaba a bandas como Nirvana, Soundgarden y Pearl Jam, se convirtieron en un fenómeno vendedor de discos y claro, como suele suceder en grupos que se hacen de éxito de la noche a la mañana, colapsaron por sus mismos excesos en corto tiempo, peleas internas, despidos, intentos de regreso, proyectos de sus ex miembros van y vienen y ahora la “banda”, o más bien dicho, Corgan asoma la cabeza nuevamente al frente de este grupo, que es los SP sólo en nombre, o un proyecto de liberación de Corgan.

Sabemos bien que Billy Corgan es uno de esos control freaks, que buscan tener todo bajo su control, desde que desarrolla los temas, hasta que los termina de grabar, se entiende que en parte por eso sus ex compañeros desertaron, por ello es por demás entendible que el “regreso” de la banda sea sólo en nombre y en espíritu, aunque bueno, es obvio que cualesquier dirección que tome Corgan nos traerá como resultado algo cercano a los SP, ya que el grupo básicamente era él y músicos de apoyo (aunque muy buenos músicos, hay que admitirlo) que materializaban las composiciones de Billy en vivo (en estudio el obsesivo Corgan grababa todas las guitarras y bajos), para este Oceania, aunque Corgan lleva las riendas compositivas, este libera un poco al resto de los músicos a aportar más de ellos, y aunque el sonido de la banda se expande, este no crece precisamente en la dirección correcta.

Hay que reconocer que Oceania, aunque no es un retorno a las épocas de gloria de la banda, mantiene un alto nivel de energía, tal vez de ahí su discreto encanto, y que si bien grupos como Mars Volta han continuado la tradición del exceso progresivo mezclado con la intensidad punk, porque los SP no debiesen sentirse como en su casa?, Y es precisamente Quasar, el tema que abre el disco, con sendas guitarras furiosas y ritmos estáticos que parecieran danzar como torbellino alrededor de Corgan, un buen tema para arrancar y calentar los átomos alrededor, con un brillante y apantállate trabajo de guitarras, aunque cabe señalar, que es un tema que poco o nada tendrá que ver con Gish o con el Siamese Dream, discos que se antojaban narcolépticos, oníricos y bañados de la densidad de la era del grunge, claro, sin caer en la suciedad que caracterizaba a Seattle en sus inicios, musicalmente hablando.

Pareciera que Corgan estuviese escuchando mucho metal moderno, imprime velocidad en su música, guitarras furiosas, pero las redondea con sendos sintetizadores para evitar que se vuelvan del todo filosas, que si los SP ahora fuesen un grupo de metal? Podría ser, podrían estar  siguiendo ahora las andanzas de los Mars Volta, los Deftones (quienes le aprendieron una que otra cosa a los SP) o de los Coheed & Cambria (sin la parte punk del sonido) con esa extraña mezcla de prog y de pop que les caracterizaba (y algunos toques góticos de la época pre-SP de Corgan), Panopticon es una pieza de pop que tal vez los Cheap Trick pudieran concebir con un poco más de mala leche y ambición, Corgan hace un buen trabajo en unir estos dos mundos, un tanto distantes, de una forma más o menos coherente, pero que por poner un ejemplo, Rush lo acaba de hacer en su más reciente disco y lo hace de manera brillante y potente, con Corgan las guitarras siguen siendo arrebatadoras, y el trabajo de la sección rítmica es muy bueno, pero esa extraña inocencia que caracterizaba a la banda está totalmente ausente, Corgan y sus acompañantes actuales, Mike Byrne en la batería, Jeff Schroeder en la guitarra y Nicole Fiorentino suenan como una banda profesional de metal moderno, nada más allá de eso, nada trascendental y en momentos (afortunadamente escasos) estériles,  es un hecho que este Oceania no vaya a abrir una nueva era en la historia del grupo, el grupo hace uso y abuso de los excesos progresivos que tanto son del gusto de Corgan, con sendos sintetizadores y enormes coros, The Celestials, Violet Rays, My Love Is The Winter, One Diamond, One Heart, van desfilando con intros y outros, pasajes acústicos, pequeños interludios electrónicos (como en Pinwheels, dónde el intro es espectacular y nos recuerda mucho a Kraftwerk o a la época berlinesa de Bowie), en los cuales Corgan le apuesta a lo más, y aunque hay temas lo suficientemente accesibles, otros son bastante complejos como para agradar a sus antiguos fans, Corgan no trae ninguna propuesta nueva, nada que no hayamos visto, algunos toques de las eras pasadas de los SP,  Oceania parece salir retrasada en tiempos, ya que es un artefacto que pudo funcionar hace un par de años, cuando bandas como los Mars Volta o los C&C tenían más arrastre, ahora que los Mars Volta se han ido por una dirección más oscura y electrónica, este Oceania se encuentra sin un sitio claro dentro del mundo musical, es importante recalcar que estas son posiblemente las composiciones más sólidas de Corgan en un buen tiempo, pero también preocupante saber que ese toque tan singular de los primeros SP parece haberse perdido por completo y que Corgan pareciera imposibilitado de recuperarlo o negado completamente a hacerlo, aunque por momentos como el primer tema en The Celestials o  en The Chimera algo de esa magia se asome repentinamente, y Corgan se muestra más diestro en compactar su sonido, en endurecerlo y no volverlo más complejo de lo requerido, ojala Corgan pudiese hacer a un lado tanta pretensión y buscar esa espontaneidad del pasado, antes de perderse por completo.

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